Por una milésima de segundo note como me comía con la mirada, pero claro,
eso tenía que ser impensable para mí, pues sólo puede haber amistad entre los
dos, aunque eso para mí sea limón con sal en la herida.
Lo peor es que compartimos más que una
amistad. Nuestro gran obstáculo compartido es una persona que significó mucho y
a la vez nada, al menos para mí. El causante de que nuestro sentido amor sólo
pueda ser platónico e insignificante. Maldita la hora en que tenía dos
elecciones y elegí mal. Aunque necesitaba esa mala elección para aprender una
lección más de la vida, me pregunto todos los días como hubiesen sabido sus
labios, carne fresca e indolora, y ahora nunca lo sabré, porque aquel obstáculo
es más cercano de él que de mí, y su preferencia está clara. Por mucho tiempo
al tiempo, esta batalla la perdí.
Siempre creeré en el destino, pero vaya
destino... prefiere darme lecciones de amor, que dármelo. Mi felicidad también
importa destino. Aunque también he aprendido que las apariencias engañan y que
tal vez, mi amor platónico tampoco es para mí, o tampoco es para ahora. La
paciencia es algo que se premia.
Por si me escuchas destino, lo quiero. Lo
quiero cuando puedas dármelo, pero lo quiero. Porque siento que tengo que
probar lo agridulce una vez más. Allí donde estés, aprendí la lección y aún así,
todavía tengo ganas de amar.
Siempre en mis sueños...
Y EL DESAYUNO ?
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