Está a oscuras y piensa en lo que ha
pasado. ¿Cómo ha llegado hasta ahí?
Estaba en una jaula
de cemento y espinas que olía a profundo romance y no era más que un juego de
vanidad y hombría. Él y ella nunca fueron un nosotros. Ella utilizaba todos los
medios que tenía a su alcance para hacerlo feliz; para que el reloj funcionara
con todas sus piezas y lo único que conseguía era hachazos de desprecio, una y
otra vez. Pasó de ser una golondrina a ser un gorrión asustado y sumiso, cosa
que nunca la había caracterizado hasta entonces. La venda rosa-gris que le
cubría los ojos no se decidía y tal venda era la única llave resguardada que la
podía sacar de allí.
Pero había regalado
tantas agujas de tiempo en esa jaula, que ya estaba acostumbrada al encierro
cruel del vanidoso ser. Y quería luchar desde dentro, por miedo a salir de la
jaula y no recordar como volar.
La venda se cae y logra
salir, pero la luz del sol le quema, causándole un gran dolor. Lo que veía era
tan brillante y claro, que no dejaba ver más allá. Y por un momento el miedo la
invadió, ya que la claridad no dejaba ver si se estrellaba o no. Pero poco a
poco, el tiempo pasó, y la golondrina se acostumbró a la luz solar, pudiendo
apreciar desde el cielo la belleza de la vida. Volvió a volar como nunca,
volvió a ser golondrina, una bella ave capaz de volar y ser libre.
!Lo importante es que la golondrina siga volando libre aun cuando encuentre el águila que la acompañe y que nunca deje de ver la luz del Sol!
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