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viernes, 28 de marzo de 2014

El Diario de un roce. "Una amistad enamorada".





 Estamos tan cerca, pero tan alejados. El espacio que existe entre su mano y mi cintura, es por mí, ya que a pesar de que sé que me desea, que solo quiere hacerme feliz e inundar mis labios de todo lo que aún no he probado en este mundo, no me siento preparada aun para volver a meterme en aquel remolino que es el amor.

 No quiero herirlo, no quiero desaparecer por culpa de mi gran amigo el miedo, no se lo merece. A la vez, la necesidad de estar con él se desborda como la marea y no puedo evitar buscarlo, provocarlo, simplemente subiéndome la falda de tal forma que su locura se vuelva extrema. 

Y él lo sabe, no retira mi sensualidad ni se priva de ella, es valiente, pues está dispuesto a la rotura repentina de un corazón. Y es que años atrás ya fui suya pero sin serlo. Y es que el me calienta en época de frio y en época de calor me enfría. 

No quiero herirlo, pero se ha hecho tan parte de mí. Esos días de largas charlas desinteresadas de dos extraños, que parecían cortas de las ganas que teníamos de contarnos, de tocarnos mediante las palabras.

Esos "piques", que en vez de picar, enamoraban. "Sonrisas tontas" innecesarias pero tan anheladas.


Es un final con coma, en vez de punto.

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